No se detiene, muestra un hambre voraz y unas ganas enormes de seguir progresando en su juego; y festejando, claro. Al Boca campeón de la Superliga no lo para nada, sigue arrollando rivales en cualquier competencia y contra todos los obstáculos.
En el inicio de la Copa de Superliga, mientras espera a ver qué determinación toman los dirigentes de nuestro fútbol respecto a la pandemia de coronavirus, y sabiendo que su gran obsesión (la Copa Libertadores) fue suspendida hasta nuevo aviso, Boca vapuleó a Godoy Cruz, a domicilio; en un “Malvinas Argentinas” desolado en el que retumbaban las voces de los jugadores.
El contundente 4-1 dejó en claro una cosa. Contrario a lo que por ahí se dice, que el campeón puede relajarse y luego de la consagración baja su nivel o pierde, Boca mostró muchas ganas de seguir de festejos.
No bajó la guardia. Luego de los festejos por el título de la Superliga Boca venció durante la semana a DIM por la Libertadores y ahora se sacó rápidamente de encima a Godoy Cruz.
Pese a que presentó un equipo alternativo (faltaron Carlos Tevez, Frank Fabra, Sebastián Villa, Franco Soldano y Jorman Campuzano) el rendimiento fue prácticamente el mismo. El costó un poco más en defensa, de hecho el “Tomba” llegó a igualar el juego. Pero creó muchas situaciones de gol y fue efectivo y contundente.
“Después de conseguir el título, el objetivo que nos planteamos fue exigirnos más y seguir adelante sin relajarnos”, plantó bandera Miguel Ángel Russo, el artífice de este Boca todo terreno que gana, gusta, golea y parece que nada podrá detenerlo.